MITOS Y REALIDADES DE LA DIÁSPORA LIBANESA EN AMÉRICA LATINA
Mitos y realidades de la Diáspora Libanesa en América LatinaPor Sergio Jalil |
Presentación en el 56 Congreso Internacional de Americanistas.
Universidad de Salamanca, Julio 19, 2018
Los libaneses dispersados por el mundo, generan especial atención cuando se
compara su número estimado con la cantidad de residentes en el país de origen
que indicarían que de cada 3 o 4 libaneses en el mundo dos o tres estarían en la diáspora.
Estoy constituye el primer mito.
Otro de los mitos difundidos en la diáspora es que el principal motivo de la emigración
fue religioso por la persecución de minorías durante el dominio musulmán y esto
explicaría porque la mayoría de los que
emigraron son cristianos.
El Líbano es ponderado por de las comunidades libanesas de ultramar realzando
sus aportes a la cultura universal, del mismo modo que en ese país se exalta a
la diáspora y su rol de custodio de la supervivencia del Líbano. En ambos casos
hay verdades que avalan esas manifestaciones y contribuyen a perpetuar una
relación romántica y nostálgica y por otro lado facilitan la mitificación y
percepción glorificada de la realidad.
Existe una visión “estática” de la realidad que los emigrantes
transmitieron a sus descendientes y un inadecuado conocimiento de la historia
“dinámica” del Líbano y su actualidad. Algo similar ocurre en la percepción que el Líbano
tiene de su emigración, pensando que la diáspora es una extensión del Líbano
ilusionándose con su inquebrantable vinculo de identidad y lealtad.
Diáspora es la dispersión de un pueblo o una nación por razones
involuntarias con la intención de
retornar al lugar de origen y la existencia
de un vínculo cultural y de identidad a
través del espacio y tiempo. Esta conexión se va desdibujando con el paso de
las generaciones y la perdida de la intención del retorno, por la disminución
de contactos físicos con el país de origen y por dilución cultural que
indefectiblemente producen la distancia, el tiempo, la asimilación y la natural
mestización de culturas y descendencias.
El emigrado o descendiente puede preservar en mayor o en menor medida la
identidad libanesa pero esta difiere de
la que tienen los que viven en el Líbano. Existe una infinidad de nexos pero
también hay grandes diferencias de vivencias, visiones y perspectivas.
La diáspora libanesa es heterogénea, dinámica, y multifacética además de
multirreligiosa y multicultural. Son parte de la Diáspora los emigrantes de la
primera generación, también los hijos, nietos y bisnietos de quienes emigraron
y es común que dentro de una misma familia individuos con idéntica ascendencia
genética, la identidad libanesa se manifiesta de diversas maneras.
Existe una Complejidad temporal y geográfica de la Diáspora Libanesa
compuesta emigrantes de diferentes épocas y a diferentes destinos. Parte de la
diáspora trabaja en los países del golfo y mantienen sus principales intereses en
el Líbano y se distinguen claramente de los que fueron a América y dejaron todo y jamás
volvieron dejando su capital y
descendencia en los países a donde emigraron. Hay libaneses que tienen sus empresas y negocios
en países de África pero que nunca se asimilaron y mantienen a sus familias en
el Líbano a donde también envían sus ahorros y planean regresar para disfrutar
el producto de su riqueza.
También existen marcadas diferencias en la conexión real con la vida
económica social y política del Líbano. Están quienes envían todo o parte de
sus activos al Líbano, los que viajan frecuentemente y contribuyen
económicamente al bienestar de parientes y pueblos de origen, hasta los que
solo han viajado a conocer una sola vez en su vida y los que jamás han pisado
el territorio libanés.
Los números de la Diáspora Libanesa
Las estimaciones oscilan entre los 10 millones y los 15 millones de
libaneses en el mundo. Por lo general estas cifras provienen de ponderaciones
basadas en el número de emigrados y sus descendientes utilizando factores teóricos
de multiplicación generacional.
Estos números, tan variables como incomprobables, además derivan de la
definición que el gobierno libanés hace de los descendientes de individuos que detentan esa
nacionalidad considerando a un hijo, nieto, bisnieto, tataranieto y demás
descendientes como libanés, por más de que cualquiera de sus otras ascendencias,
sean de otra nacionalidad y sin tener en cuenta los niveles o interés de
pertenencia identitaria individual de las personas.
La ley libanesa produce otro serio problema al establecer la transmisión de
la nacionalidad a través del vínculo sanguíneo paterno, de esta manera todos
los hijos de mujeres libanesas, incluyendo a los de la Diáspora no podrían
obtener la ciudadanía libanesa, sin
embargo y paradójicamente el gobierno libanés si los considera libaneses, lo
que aumenta la confusión e imposibilita una cuantificación racional.
A pesar de que la Diáspora, es un asunto de particular importancia para la
vida económica y política del Líbano, jamás se ha efectuado un censo de manera
metódica, integral y abarcadora. Quizás sea por la misma razón que en el Líbano
no se realiza un censo desde el año 1932 para evitar sensibilidades sobre el delicado equilibrio confesional sobre
el cual se asienta la organización de la nación.
El Sistema político libanés está basado en un Pacto Nacional
establecido en 1943 entre líderes políticos de las diferentes comunidades por
medio del cual se acordó que el presidente de la Nación siempre deba ser un
Cristiano Maronita, el Primer Ministro un musulmán sunita y el Presidente del
Parlamento un musulmán chiita. También se estableció que la representación
parlamentaria sería de una proporción de 6 diputados cristianos por cada 5 diputados
musulmanes (basada en censo de 1932). Recién en 1990 tras el acuerdo de Taif
que marco el final de la guerra libanesa se modifica la composición
parlamentaria a 128 diputados y se establece la paridad de 64 cristianos y 64
musulmanes, además de haberse modificado otras estructuras políticas del estado
en la cual se emparejaba el poder político entre las diferentes sectas. Todo
sin utilizar el delicado recurso de realizar un nuevo censo.
La contabilización de la Diáspora en Líbano es un tema sensible y polémico.
Los líderes políticos y las iglesias cristianas sostienen que la mayoría de la Diáspora es cristiana, no
se podría hacer un censo sin tenerla en cuenta, algo con lo que sus pares
musulmanes descartan porque en el Líbano las mayoría de la población hoy es
musulmana y desestiman que la Diáspora sea parte de la vida
política, social y económica del Estado libanés, esto también es un mito.
Si se analiza la participación real de la Diáspora en la economía libanesa, se destacan algunos datos relevantes que demuestran claramente su importancia.
En primer término, la incidencia de las remesas de la Diáspora hacia el Líbano son altamente relevantes ya que ascienden a una suma de entre 8,000 y 10,000 millones de dólares anuales que corresponden a alrededor del 20% de PBI de la Nación.
El origen de esas remesas también estarían indicando una mayor participación de emigrados que residen en países del Golfo, América del Norte, Europa y Australia y en muy baja proporción de emigrados en África y América Latina.
Otro de ítem en el cual los miembros de la Diáspora inciden significativamente es en las Inversiones Externas Directas que totalizan 3,500 millones de dólares anuales y se destinan en un alto porcentaje a bienes raíces.
En los depósitos bancarios en el sistema financiero libanés, uno de los pilares de su economia, tambien los miembros de la Diáspora se destacan por contribuir con una vasta masa de depósitos.
Finalmente en el sector turístico, otro gran sostén de la economía libanesa., la Diáspora constituye un aporte fundamental, no solo por ser el origen de la mayoría de las visitas al Líbano, sino porque además de sus erogaciones transaccionales durante su estadía, también contribuyen con aportes informales a la economía familiar de los libaneses con traspasos de divisas en concepto de regalos o dádivas.
Si se analiza la participación real de la Diáspora en la economía libanesa, se destacan algunos datos relevantes que demuestran claramente su importancia.
Fuentes: Trading Economies, World Bank Data |
El origen de esas remesas también estarían indicando una mayor participación de emigrados que residen en países del Golfo, América del Norte, Europa y Australia y en muy baja proporción de emigrados en África y América Latina.
Otro de ítem en el cual los miembros de la Diáspora inciden significativamente es en las Inversiones Externas Directas que totalizan 3,500 millones de dólares anuales y se destinan en un alto porcentaje a bienes raíces.
En los depósitos bancarios en el sistema financiero libanés, uno de los pilares de su economia, tambien los miembros de la Diáspora se destacan por contribuir con una vasta masa de depósitos.
Finalmente en el sector turístico, otro gran sostén de la economía libanesa., la Diáspora constituye un aporte fundamental, no solo por ser el origen de la mayoría de las visitas al Líbano, sino porque además de sus erogaciones transaccionales durante su estadía, también contribuyen con aportes informales a la economía familiar de los libaneses con traspasos de divisas en concepto de regalos o dádivas.
Fuentes: Reportes sector turismo de Bloom Bank. BankMed y Banque Audi ( Líbano) |
Origen y Causas de la Emigración libanesa
Uno de los mitos que definíamos en la introducción es la idea de que los
libaneses emigraron por la persecución religiosa y por ello es que la mayoría
de los emigrados son cristianos. La realidad es que el principal motivo de
emigración fue por razones económicas y por el interés en buscar una mejor
posibilidad de crecimiento y desarrollo en tierras en donde se ofrecían nuevas
oportunidades.
El Líbano ha sido y es un territorio en donde diferentes comunidades
religiosas han coexistido y encontrado resguardo permitiendo a las minorías a vivir
de manera autónoma pagando los correspondientes tributos a los diferentes
imperios pero manteniendo su estructura social y prácticas religiosas y
confesionales intactas y sin interferencias.
EL Líbano siempre obró como refugio natural de diferentes sectas tanto cristianas
como musulmanas y por ello fue históricamente un país de inmigración de
minorías y de individuos perseguidos por diversas razones. La tolerancia religiosa,
apertura ideológica, diversidad cultural y libertad de expresión y de pensamiento se convirtieron en
un rasgo natural y parte de su identidad.
Abundan en la historia del Líbano, los pactos de defensa común y alianzas
entre diferentes comunidades religiosas para protegerse de invasores y
ocupantes extranjeros Durante el reinado del Emir Fakhreddin en el Siglo XVI, se cristalizó un proto
estado basado en la coexistencia entre drusos y maronitas que muchos consideran
el origen de la Nación libanesa.
Caimacamato o dos gobiernos |
Posteriormente al conflicto entre drusos y maronitas (1840-1860) se reorganiza
el sistema político pasando del Caimacamato (Dos provincias: una
maronita gobernada por un maronita y una druso-maronita gobernada por un druso)
al sistema de Mutassarafieh (distrito único con mayoría cristiana
gobernado por un Cristiano no libanés) y se establece el Reglament Organique
impuesto por la potencias occidentales
para proteger a los cristianos y prevenir la repetición de las masacres. Paralelamente
se produce una profunda penetración económica y cultural del capitalismo
europeo que provoca una transformación socioeconómica que en el Líbano se
manifiesta con el desarrollo de la producción de seda natural.
Comercio de la seda en el Líbano 1860-1890 |
Con la industria de la seda se produjo una verdadera revolución social que permitía a los campesinos obtener el 25 %
del derecho de propiedad de las tierras y el 30% de la producto del ingreso,
con lo cual no solo se diversificaba y fomentaba la propiedad privada sino que
también se distribuía la riqueza horizontalmente. La montaña libanesa vivía uno
de sus periodos de mayor prosperidad económica
y desarrollo humano que además era complementado per el apogeo cultural
producto del establecimiento de escuelas de órdenes religiosas europeas que
proliferaban en diferentes partes de la montaña.
Depósitos de Capullos de seda natural |
En 1890, por cuestiones climáticas se desata una severa crisis en la
producción de seda libanesa. Paralelamente con la apertura del Canal de Suez,
la seda proveniente de Japón y China compiten directamente con la libanesa y
todo esto genera un estrepitoso derrumbe en los precios originando una severa
crisis económica que provoca estragos en una población que había empezado a
acostumbrarse a cierta prosperidad. Esta tribulación fue lo que llevó a muchos
pobladores de la montaña a buscar nuevos horizontes.
Hilanderias textiles de seda natural en el Libano |
El boom económico también implicó un rápido crecimiento poblacional que resulto difícil de sostener y también contribuyó la masiva emigración de esta
primera ola.
Una segunda ola de emigración masiva ocurre después del inicio de la
Primera Guerra Mundial. Nuevamente las causas son sustancialmente económicas y
se relacionan con la hambruna que ocurrió en todo el levante como consecuencia
del bloqueo naval comercial que las potencias de la “Triple Entente” (Francia,
Reino Unido y Rusia) en contra del Imperio Otomano aliado de las potencias
centrales (Alemania, Imperio Austro Húngaro). Este bloqueo económico impidió el
crucial intercambio comercial que sustentaba la economía del Líbano. El
deterioro del comercio internacional conjuntamente con la política otomana de
direccionar forzosamente los alimentos producidos en el Líbano hacia las zonas predominantemente
musulmanas provocaron una catastrófica crisis alimentaria impulsando a muchos
pobladores a emigrar, incentivados además por
las noticias de prosperidad y éxito que los emigrantes de la primera ola
habían tenido en América.
"El Imperio Otomano debe limpiarse de armenios y libaneses. Destruimos a los primeros con la espada y ahora destruiremos a los segundos por medio de la inanición." Ismail Enver, Oficial Turco 1916 |
Los casos de enfrentamientos (en su
mayoría personales e individuales) entre cristianos con miembros del
ejército turco (predominantemente musulmán) fueron circunstanciales y
esporádicos pero casi siempre terminaron
en la emigración de los ciudadanos cristianos que habían protagonizado estas
situaciones y quedaron cristalizados en la psiquis de sus descendientes como
evidencia de persecución religiosa o causales de emigración forzada.
El Petit Liban del Mutassarafieh y el Grand Liban |
Entre 1920 y 1950 el país volvía a convertirse en un polo de atracción a
quienes buscaban libertad de pensamiento y expresión y millares de exiliados políticos que por sus
creencias e ideologías no eran tolerados en otras partes de Medio Oriente se
instalaron en el Líbano . El pluralismo, la libertad y la coexistencia volvían
a diferenciar al Líbano de su entorno y no será hasta el inicio de la guerra
libanesa en 1975 cuando los libaneses nuevamente retoman la iniciativa de
emigrar de su tierra.
El establecimiento del Estado de Israel, altera el delicado equilibrio y
estabilidad libanesa de diversas maneras, la primera en el aspecto demográfico
por la inmigración de una cantidad masiva de palestinos que fueron expulsados o
huyeron y se refugiaron en el territorio libanés. Esta inmigración creció
significativamente tras el final de la Guerra de los Seis Días, desbordando los
campos de refugiados distribuidos en diferentes partes del territorio libanés y poco tiempo más tarde la presencia de
milicias y grupos armados palestinos que , controlaban, entrenaban y reclutaban
dentro de los campamentos de refugiados y atacaban a Israel desde el territorio
libanés y en réplica, el ejército israelí bombardeó al Líbano.
Tropas palestinas de Fatah desfilando en Beirut (1969-1982) |
Imágenes de la destrucción de la guerra libanesa 1975-1990 |
llevándose nuevamente a más de un tercio de su población. Entre 1975 y 1990 más de 850,000 libaneses emigraron huyendo de la violencia, la catástrofe de la guerra y escapando de la división del país en sectores cristianos y musulmanes, de la decadencia y crisis económica, y las sucesivas ocupaciones militares de palestinos, sirios e israelíes y la descomposición del estado que facilitó el fortalecimiento de milicias que se disputaban y se distribuían entre si el control territorial del país. Otros 680,000 se fueron del Líbano entre 1990 y 2011 debido al deterioro económico e inseguridad por la ocupación extranjera y desesperanza por el futuro de los jóvenes.
Las condiciones eran diferentes a las anteriores olas migratorias. Estados
Unidos dificultaba el acceso a inmigrantes, América Latina, tras por su
inestabilidad económica, resultaba menos
atractiva. Los nuevos destinos eran Canadá, Australia, y países de Europa abiertos
a refugiados políticos. Los libaneses nuevamente buscaban países donde
percibían porvenir económico. Algunos
países de África Occidental recientemente independizados y del Golfo Arábigo
con su potencial petrolero, se presentaban como alternativas interesantes, con todo
por hacerse y las oportunidades era atractivas para los jóvenes profesionales
calificados y políglotas del Líbano. La cercanía geográfica también
representaba una facilidad para mantener vínculos, regresar con frecuencia y
proyectar el retorno.
Los Libaneses en América Latina
Las primeras olas migratorias coincidieron con periodos de boom económico
en países como Estados Unidos, Brasil y Argentina y no es casualidad que estos
hayan sido los destinos preferidos de los libaneses y en menor medida México,
Colombia, Venezuela, Cuba, República Dominicana, Ecuador y Uruguay.
Imigrantes Libaneses en Buenos Aires, Argentina Ca. 1900 |
Muchos emigrantes cuando lograron cierto confort y prosperidad volvieron a
buscar a otros miembros de la familia para ayudarlos en América, otros
regresaron a buscar esposas.
En el Líbano la prosperidad del emigrado se convertía en incentivo por y se
propagaba la imagen de que emigración era sinónimo de riqueza y garantía de
éxito. Las remesas de dinero a familiares que pasaron a depender de ellos y las
inversiones para mejorar la casa ancestral o comprar terrenos aledaños
resaltaron la imagen del emigrado. Sus casas eran las más elegantes, amplias y
vistosas en los pueblos y las aldeas de la montaña y cuando los rojos tejados
comenzaron a marcar la evolución y embellecimiento arquitectónico, el mérito se
adjudicaba a los emigrados y a su éxito.
Libaneses en America |
Los libaneses que llegaron a América Latina, no venían de la pobreza
extrema y habiendo adquirido las experiencias básicas del sistema capitalista y
los principios de la propiedad privada por su experiencia en la industria de la
seda, la mayoría optaron por las
actividades comerciales en lugar de buscar trabajo como peones de campo o
empleos industriales.
Por su desconocimiento del idioma y la cultura local los llevó a optar por
la actividad de compraventa que no demandaba mucha experiencia era menos
complicada y versátil y les permitía ahorrar, capitalizarse y mantener
independencia. Inicialmente la mayoría comenzó como vendedores ambulantes o con
puestos temporarios en mercados y a medida que iban progresando se instalaban
en una tienda y diversificaban sus productos.
En los puertos de América, siempre
había algún libanés esperando la llegada de los barcos para identificar,
recibir y ayudar a paisanos recién llegados y facilitarles sus primeros pasos
con hospedaje, orientación y trámites.
Vendedores libaneses en Colombia |
El arribo de familiares y vecinos reprodujo en América, la estructura
social y familiar de las aldeas de origen y en muchos casos casi pueblos
enteros emigraron a América y esto incidió en la reducción de retornos de emigrados al Líbano.
Comerciantes libaneses en el interior de Brasil |
La integración de América Latina a la económica mundial fue hábilmente
explotada por los inmigrantes libaneses
que tuvieron un rol fundamental en el desarrollo del comercio en las ciudades y
pueblos del interior. Las Guerras mundiales dificultaron el intercambio
comercial internacional y favorecieron
el desarrollo de industrias locales y también redujo el interés de los
libaneses a retornar decidiendo la mayoría reinvertir localmente el producto de
sus ahorros. La Creación del Estado de Israel y el inicio de un largo periodo
de inestabilidad también desalentaron la idea de regresar, especialmente para
los hijos y nietos de libaneses que habían nacido en América.
Tienda mayorista atendida por familia libanesa en Sao Paulo |
El éxito comercial de los libaneses su rápida integración cultural en América
Latina fue la principal razón por la cual nunca regresaron al Líbano. América
Latina es una sociedad esencialmente hospitalaria, abierta y sincretista. Los
comerciantes que adquirían cierta prosperidad transmitían las costumbres,
tradiciones culturales, gastronómicas y folclóricas y amor al Líbano pero
inculcaron a sus hijos a insertarse en la sociedad local siendo unos de sus
principales objetivos que obtuvieran educación que les permitiría un mejor y
desarrollo humano, más libertad para elegir su propio destino y mayor movilidad
social. Inculcaron el aprendizaje de los idiomas locales para facilitarles la
asimilación y no promovieron la preservación del idioma del país de origen el
cual utilizaron como un especie de “código secreto” para diálogos exclusivos
entre padres . Es muy raro encontrar a nietos e inclusive a hijos de libaneses
que hablen árabe aunque si preservaron su gastronomía por ejemplo.
En América el matrimonio civil promovió la práctica de la exogamia, la
educación obligatoria y la apertura a los inmigrantes facilito la asimilación
de los libaneses que enviaban a sus hijos a colegios públicos en donde la
integración era casi inmediata.
Los libaneses de América Latina están hoy absolutamente insertos y forman
parte de la sociedad nacional en cada país, destacándose no solo en el
comercio, industria y finanzas sino en casi todas las profesiones liberales,
las artes y en la vida política e
institucional en toda la región. Brasil, Colombia, Ecuador, República
Dominicana, El Salvador y Jamaica han tenido presidentes de origen libanés y en
casi todos los países han habido un gran número de diputados y ministros y políticos
que son parte de la Diáspora Libanesa.
Relaciones de la Diáspora con el Líbano
La Diáspora ha tenido a lo largo de su historia una importante interacción
y participación en la vida política, económica, social y cultural del Líbano.
Durante la época en la que se discutía el destino territorio libanés ante
la inminente disolución del imperio otomano, los emigrados participaron en las
discusiones y conformaron bloques de apoyo y presión para que el Líbano se
constituyera en un estado separado y distinto de primero del Imperio Turco y posteriormente de Siria.
Pensadores e ideólogos radicados en Egipto, Estados Unidos, Brasil y Argentina,
nucleados en grupos como la Alliance Libanaise , el Comité Libanaise, Unión Libanaise y otra asociaciones patrióticas, bregaban por la independencia de la montaña
libanesa apoyando fuertemente las gestiones del Patriarca Maronita que en las
deliberaciones sobre el futuro de esta región insistía en la necesidad de crear
un estado que reconociera las aspiraciones nacionales de esa comunidad y su
indudable y continua vinculación
territorial con el Líbano por más de 13 siglos.
Club Colombo Libanés de Bogotá -Colombia |
Sede deportiva del Centro Libanés de México DF |
Posteriormente se producen divisiones y segregaciones por cuestiones políticas vinculadas al hecho que de los libaneses insistían en defender al estado independiente y los sirios lo negaban y sostenían que el Líbano era parte de Siria, postura alimentada y manipulada desde las Embajadas sirias en toda América Latina. Con el desarrollo de la riqueza petrolera en países del Golfo, aparecen la construcción de mezquitas y el fomento de la religión islámica y la idea de resaltar lo “Árabe”, no como idioma sino como cultura.
Clube Monte Líbano, Sao Paulo, Brasil |
Club Libanes, Buenos Aires -Argentina |
Centro Libanes, Merida - Mexico |
Finalizada la guerra libanesa en 1990, el gobierno sirio mantuvo su
ocupación por 15 años más y la ULCM se dividió entre quienes respondían al
gobierno y sus aliados en Damasco y quienes se oponían a la ocupación e
intervencionismo sirio. Los libaneses de América Latina fueron quienes más
vehementemente condenaron la ocupación siria en el Líbano y mantuvieron firme
su postura inclusive confrontando al propio gobierno libanés y sus embajadas
en América Latina.
El retiro del ejército sirio del Líbano fue motivo de celebración entre los
libaneses de la Diáspora, pero la insistencia de Hizbollah de mantener sus
armas son hasta hoy, fuente de disputas y desacuerdo tanto en el Líbano como en
la Diáspora.
La actualidad de Medio Oriente presenta al Líbano con innumerables
desafíos, la continua presencia de más de 700,000 refugiados palestinos , la
persistente postergación de la resolución del conflicto palestino-israelí y la
insostenible presencia de más de dos millones de refugiados sirios, produce efectos políticos, económicos y
sociales que se traducen frecuentemente en la intención de emigrar de jóvenes
profesionales y trabajadores libaneses que ven afectado su situación presente y
sus expectativas de futuro.
En el aspecto económico desde siempre la diáspora ha sido uno de los pilares y sostén de la
economía nacional. Las remesas, inversiones, depósitos bancarios en el sistema financiero del Líbano y
contribución al turismo de parte de la diáspora son vitales para el país. Los
emigrantes de diferentes épocas que retornaron e invirtieron el producto de su
éxito en el exterior se convirtieron en la dinámica, creativa y amplia clase
media libanesa que es el verdadero sostén de la economía nacional. Estos
“emigrados retornados” también son quienes influyen con su visión más amplia,
cosmopolita por su educación, vivencias y experiencias en muchas partes del
mundo, internacionalizando más a la identidad libanesa.
El gobierno libanés en la actualidad tiene una política activa en la Diáspora
Libanesa intentando atraerla para que inviertan en el Líbano y que participen
de la vida política . En los últimos años desde el gobierno y con el activo
apoyo y participación de algunas agrupaciones políticas y religiosas
(fundamentalmente cristianas) se han buscado e implementado mecanismos para
facilitar la obtención la ciudadanía libanesa por ascendencia paterna (hijos y nietos de
libaneses) y conseguir por medio de ello, el derecho al voto.
Las últimas elecciones parlamentarias celebradas el pasado mayo, fue la
primera vez en la que los libaneses residentes en países de la Diáspora
pudieron votar, pero esa participación que había generado gran expectativa en
el Líbano, dejo demostrada una notable apatía y desinterés por parte de la Diáspora
habiéndose registrando poco más de 82,000 electores, aunque finalmente menos de
45,000 personas votaron.
Quizás el mensaje de la Diáspora no es que no esté interesada en el Líbano
sino más bien que rechaza el intervencionismo del gobierno libanés, la corrupción en
el manejo de los fondos del estado, manipulación y
utilización la Diáspora para sus
intereses sectarios, políticos o particulares y que su interés en participar de
la vida política, económica e institucional del Líbano debe ser independiente y
no condicionada por el gobierno de turno.
Los emigrados libaneses portaron las experiencias de coexistencia,
pluralismo, diversidad cultural y apego a la libertad individual, que sin duda
dejaron como aporte a las sociedades receptoras. Aquellos valores que otrora
fueran un gran aporte de la Diáspora Libanesa a América Latina, hoy se revierten
hacia el país de origen ante las amenazas del fundamentalismo , autoritarismo y
de injusticias que se viven en la región . Los principios de tolerancia
religiosa, diversidad ideológica,
pluralismo político, justicia social y defensa de los Derechos Humanos
son el aporte que la Diáspora devuelve al Líbano y a todo Medio Oriente.
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