MITOS Y REALIDADES DE LA DIÁSPORA LIBANESA EN AMÉRICA LATINA

Mitos y realidades de la Diáspora Libanesa en América Latina

 Por Sergio Jalil

Presentación en el 56 Congreso Internacional de Americanistas.
Universidad de Salamanca, Julio 19, 2018      

 

Los libaneses dispersados por el mundo, generan especial atención cuando se compara su número estimado con la cantidad de residentes en el país de origen que indicarían que de cada 3 o 4 libaneses en el mundo dos o tres estarían en la diáspora. Estoy constituye el primer mito.

Otro de los mitos difundidos en la diáspora  es que el principal motivo de la emigración fue religioso por la persecución de minorías durante el dominio musulmán y esto explicaría  porque la mayoría de los que emigraron son cristianos.

El Líbano es ponderado por de las comunidades libanesas de ultramar realzando sus aportes a la cultura universal, del mismo modo que en ese país se exalta a la diáspora y su rol de custodio de la supervivencia del Líbano. En ambos casos hay verdades que avalan esas manifestaciones y contribuyen a perpetuar una relación romántica y nostálgica y por otro lado facilitan la mitificación y percepción glorificada de la realidad.

Existe una visión “estática” de la realidad que los emigrantes transmitieron a sus descendientes y un inadecuado conocimiento de la historia “dinámica” del Líbano y su actualidad. Algo  similar ocurre en la percepción que el Líbano tiene de su emigración, pensando que la diáspora es una extensión del Líbano ilusionándose con su inquebrantable vinculo de identidad y lealtad.

Diáspora es la dispersión de un pueblo o una nación por razones involuntarias con la intención  de retornar al lugar de origen  y la existencia de un  vínculo cultural y de identidad a través del espacio y tiempo. Esta conexión se va desdibujando con el paso de las generaciones y la perdida de la intención del retorno, por la disminución de contactos físicos con el país de origen y por dilución cultural que indefectiblemente producen la distancia, el tiempo, la asimilación y la natural mestización de culturas y descendencias.

El emigrado o descendiente puede preservar en mayor o en menor medida la identidad libanesa pero esta  difiere de la que tienen los que viven en el Líbano. Existe una infinidad de nexos pero también hay grandes diferencias de vivencias, visiones y perspectivas.

La diáspora libanesa es heterogénea, dinámica, y multifacética además de multirreligiosa y multicultural. Son parte de la Diáspora los emigrantes de la primera generación, también los hijos, nietos y bisnietos de quienes emigraron y es común que dentro de una misma familia individuos con idéntica ascendencia genética, la identidad libanesa se manifiesta de diversas maneras.

Existe una Complejidad temporal y geográfica de la Diáspora Libanesa compuesta emigrantes de diferentes épocas y a diferentes destinos. Parte de la diáspora trabaja en los países del golfo y mantienen sus principales intereses en el Líbano y se distinguen claramente de los que  fueron a América y dejaron todo y jamás volvieron dejando su capital y  descendencia en los países a donde emigraron. Hay  libaneses que tienen sus empresas y negocios en países de África pero que nunca se asimilaron y mantienen a sus familias en el Líbano a donde también envían sus ahorros y planean regresar para disfrutar el producto de su riqueza.

También existen marcadas diferencias en la conexión real con la vida económica social y política del Líbano. Están quienes envían todo o parte de sus activos al Líbano, los que viajan frecuentemente y contribuyen económicamente al bienestar de parientes y pueblos de origen, hasta los que solo han viajado a conocer una sola vez en su vida y los que jamás han pisado el territorio libanés.

Los números de la Diáspora Libanesa

Las estimaciones oscilan entre los 10 millones y los 15 millones de libaneses en el mundo. Por lo general estas cifras provienen de ponderaciones basadas en el número de emigrados y sus descendientes utilizando factores teóricos de multiplicación generacional.  

Estos números, tan variables como incomprobables, además derivan de la definición que el gobierno libanés hace de los descendientes de individuos que detentan esa nacionalidad considerando a un hijo, nieto, bisnieto, tataranieto y demás descendientes como libanés, por más de que cualquiera de sus otras ascendencias, sean de otra nacionalidad y sin tener en cuenta los niveles o interés de pertenencia identitaria individual de las personas.
La ley libanesa produce otro serio problema al establecer la transmisión de la nacionalidad a través del vínculo sanguíneo paterno, de esta manera todos los hijos de mujeres libanesas, incluyendo a los de la Diáspora no podrían obtener la ciudadanía  libanesa, sin embargo y paradójicamente el gobierno libanés si los considera libaneses, lo que aumenta la confusión e imposibilita una cuantificación racional.

A pesar de que la Diáspora, es un asunto de particular importancia para la vida económica y política del Líbano, jamás se ha efectuado un censo de manera metódica, integral y abarcadora. Quizás sea por la misma razón que en el Líbano no se realiza un censo desde el año 1932 para evitar sensibilidades  sobre el delicado equilibrio confesional sobre el cual se asienta la organización de la nación.

El Sistema político libanés está basado en un Pacto Nacional establecido en 1943 entre líderes políticos de las diferentes comunidades por medio del cual se acordó que el presidente de la Nación siempre deba ser un Cristiano Maronita, el Primer Ministro un musulmán sunita y el Presidente del Parlamento un musulmán chiita. También se estableció que la representación parlamentaria sería de una proporción de 6 diputados cristianos por cada 5 diputados musulmanes (basada en censo de 1932). Recién en 1990 tras el acuerdo de Taif que marco el final de la guerra libanesa se modifica la composición parlamentaria a 128 diputados y se establece la paridad de 64 cristianos y 64 musulmanes, además de haberse modificado otras estructuras políticas del estado en la cual se emparejaba el poder político entre las diferentes sectas. Todo sin utilizar el delicado recurso de realizar un nuevo censo.

La contabilización de la Diáspora en Líbano es un tema sensible y polémico. Los líderes políticos y las iglesias cristianas sostienen  que la mayoría de la Diáspora es cristiana, no se podría hacer un censo sin tenerla en cuenta, algo con lo que sus pares musulmanes descartan porque en el Líbano las mayoría de la población hoy es musulmana  y  desestiman que la Diáspora sea parte de la vida política, social y económica del Estado libanés, esto también es un mito.

Si se analiza la participación real de la Diáspora en la economía libanesa,  se destacan algunos datos relevantes que demuestran claramente su importancia.  

Fuentes: Trading Economies, World Bank Data
En primer término, la incidencia de las remesas de la Diáspora hacia el Líbano son altamente relevantes ya que ascienden a una suma de entre 8,000 y 10,000 millones de dólares anuales que corresponden a alrededor del 20% de PBI de la Nación. 

El origen de esas remesas también estarían indicando una mayor participación de emigrados que residen en países del Golfo, América del Norte, Europa y Australia y en muy baja proporción de emigrados en África y América Latina.

Otro de ítem en el cual los miembros de la Diáspora inciden significativamente es en las Inversiones Externas Directas que totalizan 3,500 millones de dólares anuales y  se destinan en un alto porcentaje  a bienes raíces.

En los depósitos bancarios en el sistema financiero libanés, uno de los pilares de su economia, tambien los miembros de la Diáspora se destacan por contribuir con una vasta masa de depósitos.

Finalmente en  el sector turístico, otro gran sostén de la economía libanesa., la Diáspora  constituye un aporte fundamental, no solo por ser el origen de la mayoría de las visitas al Líbano, sino porque además de sus erogaciones transaccionales durante su estadía, también contribuyen con aportes informales a la economía familiar de los libaneses con traspasos de divisas en concepto de regalos o dádivas.  


Fuentes: Reportes sector turismo de Bloom Bank. BankMed y Banque Audi ( Líbano)


Origen y Causas de la Emigración libanesa

Uno de los mitos que definíamos en la introducción es la idea de que los libaneses emigraron por la persecución religiosa y por ello es que la mayoría de los emigrados son cristianos. La realidad es que el principal motivo de emigración fue por razones económicas y por el interés en buscar una mejor posibilidad de crecimiento y desarrollo en tierras en donde se ofrecían nuevas oportunidades.

El Líbano ha sido y es un territorio en donde diferentes comunidades religiosas han coexistido y encontrado resguardo permitiendo a las minorías a vivir de manera autónoma pagando los correspondientes tributos a los diferentes imperios pero manteniendo su estructura social y prácticas religiosas y confesionales intactas y sin interferencias.

EL Líbano siempre obró como refugio natural de diferentes sectas tanto cristianas como musulmanas y por ello fue históricamente un país de inmigración de minorías y de individuos perseguidos por diversas razones. La tolerancia religiosa, apertura ideológica, diversidad cultural y libertad de  expresión y de pensamiento se convirtieron en un rasgo natural y parte de su identidad.
Abundan en la historia del Líbano, los pactos de defensa común y alianzas entre diferentes comunidades religiosas para protegerse de invasores y ocupantes extranjeros Durante el reinado del Emir Fakhreddin  en el Siglo XVI, se cristalizó un proto estado basado en la coexistencia entre drusos y maronitas que muchos consideran el origen de la Nación libanesa.

Caimacamato o dos gobiernos
Hubieron en el Líbano durante el siglo XIX serias confrontaciones sectarias que terminaron en guerras religiosas y masacres confesionales que provocaron un fuerte impacto en la histórica coexistencia, pero esos conflictos tenían más que ver con una revuelta social y económica de parte de campesinos cristianos maronitas en contra de señores feudales drusos, que de alguna manera fueron permitidas por el gobierno central otomano con el objetivo de socavar la autonomía de la Montaña Libanesa. Durante estas crisis que sucedieron entre 1840 y 1860 no se registran emigraciones masivas. La emigración en masa se produce después de 1890 y sus motivos son totalmente ajenos a cuestiones religiosas.

Posteriormente al conflicto entre drusos y maronitas (1840-1860) se reorganiza el sistema político pasando del Caimacamato (Dos provincias: una maronita gobernada por un maronita y una druso-maronita gobernada por un druso) al sistema de Mutassarafieh (distrito único con mayoría cristiana gobernado por un Cristiano no libanés) y se establece el Reglament Organique  impuesto por la potencias occidentales para proteger a los cristianos y prevenir la repetición de las masacres. Paralelamente se produce una profunda penetración económica y cultural del capitalismo europeo que provoca una transformación socioeconómica que en el Líbano se manifiesta con el desarrollo de la producción de seda natural.

Comercio de la seda en el Líbano 1860-1890
Entre 1860 y 1890 se expande de manera substancial  esta industria quintuplicándose la  producción en tan solo 30 años y convirtiendo a la montaña libanesa en el principal productor y proveedor de la industria de la seda en Europa y representando el principal recurso económico del Líbano con el 87% del total de sus exportaciones.

Con la industria de la seda se produjo una verdadera revolución social  que permitía a los campesinos obtener el 25 % del derecho de propiedad de las tierras y el 30% de la producto del ingreso, con lo cual no solo se diversificaba y fomentaba la propiedad privada sino que también se distribuía la riqueza horizontalmente. La montaña libanesa vivía uno de sus periodos de mayor prosperidad económica  y desarrollo humano que además era complementado per el apogeo cultural producto del establecimiento de escuelas de órdenes religiosas europeas que proliferaban en diferentes partes de la montaña.



Depósitos de Capullos de seda natural
La mayoría de la población en la montaña libanesa era cristiana maronita  y con una minoría drusa, mientras que en la costa, y el sur del país y el valle de la Bekaa la mayoría de la población era musulmana con algunas minorías cristianas, especialmente greco-ortodoxos o greco-católicos. En Beirut, principal puerto de comercio y e intercambio de productos con el mundo, aparecieron hilanderías, fábricas de telas, financistas, intermediarios y agentes marítimos  que también se beneficiaron con esta nueva y promisoria industria y conformaron una verdadera burguesía mercantil multi-confesional insertada al sistema de producción capitalista . Otras zonas del actual territorio libanés, continuaron con sus actividades rurales tradicionales.

En 1890, por cuestiones climáticas se desata una severa crisis en la producción de seda libanesa. Paralelamente con la apertura del Canal de Suez, la seda proveniente de Japón y China compiten directamente con la libanesa y todo esto genera un estrepitoso derrumbe en los precios originando una severa crisis económica que provoca estragos en una población que había empezado a acostumbrarse a cierta prosperidad. Esta tribulación fue lo que llevó a muchos pobladores de la montaña a buscar nuevos horizontes.

Hilanderias textiles de seda natural en el Libano
En efecto durante el periodo de mayor emigración, es cuando mayor libertad se vivía bajo el Imperio Otomano, con la autonomía de la montaña, la liberalización de la economía y la fuerte penetración europea que garantizaba el bienestar de las minorías, no ocurrieron hechos notables de persecución religiosa en el corazón de la montaña libanesa de donde proviene el vasto volumen de emigrantes mayoritariamente cristianos maronitas.

El boom económico también implicó un rápido crecimiento poblacional  que resulto difícil de sostener y también  contribuyó la masiva emigración de esta primera ola.

Una segunda ola de emigración masiva ocurre después del inicio de la Primera Guerra Mundial. Nuevamente las causas son sustancialmente económicas y se relacionan con la hambruna que ocurrió en todo el levante como consecuencia del bloqueo naval comercial que las potencias de la “Triple Entente” (Francia, Reino Unido y Rusia) en contra del Imperio Otomano aliado de las potencias centrales (Alemania, Imperio Austro Húngaro). Este bloqueo económico impidió el crucial intercambio comercial que sustentaba la economía del Líbano. El deterioro del comercio internacional conjuntamente con la política otomana de direccionar forzosamente los alimentos producidos en el Líbano hacia las zonas predominantemente musulmanas provocaron una catastrófica crisis alimentaria impulsando a muchos pobladores a emigrar, incentivados además por  las noticias de prosperidad y éxito que los emigrantes de la primera ola habían tenido en América.
Hambruna en el Líbano bajo Imperio Otomano
"El Imperio Otomano debe limpiarse de armenios y libaneses.
Destruimos a los primeros con la espada y ahora destruiremos a los
segundos por medio de la inanición." Ismail Enver, Oficial Turco 1916
En este segundo periodo si se presentan indicios de persecución religiosa ya que comienzan a detectarse maltratos y discriminación en contra de cristianos especialmente en las ciudades y zonas costeras que eran sospechados de apoyar a las potencias occidentales y también en los racionamientos de alimentos que siempre favorecen a los musulmanes.

Los casos de enfrentamientos (en su  mayoría personales e individuales) entre cristianos con miembros del ejército turco (predominantemente musulmán) fueron circunstanciales y esporádicos  pero casi siempre terminaron en la emigración de los ciudadanos cristianos que habían protagonizado estas situaciones y quedaron cristalizados en la psiquis de sus descendientes como evidencia de persecución religiosa o causales de emigración forzada.

El Petit Liban del Mutassarafieh y el Grand Liban
El fin de la Primera Guerra y el establecimiento del Mandato Francés decretado por la Sociedad de las Naciones y subsiguiente creación del Estado del Gran Líbano separado de Siria marcó el fin de la fiebre migratoria. Finalmente se  declara la independencia  en 1943 y se creacion de una República Parlamentaria y liberal en sus principios políticos y económicos

Entre 1920 y 1950 el país volvía a convertirse en un polo de atracción a quienes buscaban libertad de pensamiento y expresión y  millares de exiliados políticos que por sus creencias e ideologías no eran tolerados en otras partes de Medio Oriente se instalaron en el Líbano . El pluralismo, la libertad y la coexistencia volvían a diferenciar al Líbano de su entorno y no será hasta el inicio de la guerra libanesa en 1975 cuando los libaneses nuevamente retoman la iniciativa de emigrar de su tierra.

El establecimiento del Estado de Israel, altera el delicado equilibrio y estabilidad libanesa de diversas maneras, la primera en el aspecto demográfico por la inmigración de una cantidad masiva de palestinos que fueron expulsados o huyeron y se refugiaron en el territorio libanés. Esta inmigración creció significativamente tras el final de la Guerra de los Seis Días, desbordando los campos de refugiados distribuidos en diferentes partes del territorio libanés  y poco tiempo más tarde la presencia de milicias y grupos armados palestinos que , controlaban, entrenaban y reclutaban dentro de los campamentos de refugiados y atacaban a Israel desde el territorio libanés y en réplica,  el ejército israelí bombardeó al Líbano.

Tropas palestinas de Fatah desfilando en Beirut (1969-1982)
El despliegue militar y presencia masiva de guerrillas palestinas convirtió a  la presencia de la OLP en un especie de estado dentro del estado generando una fuerte confrontación ideológica en el Líbano entre quienes promovieron  la “Causa Árabe” (sustentada por los grupos palestinos, partidos de izquierda, panarabistas y gran parte de la población musulmana) y quienes priorizaban la ‘Causa Libanesa” (nacionalistas libaneses, partidos de derecha y la mayoría de la población cristiana) convirtiéndose en uno de los factores de la guerra libanesa entre 1975-1990. Las interferencias de Siria e Israel y otras potencias regionales y globales, antes y durante el conflicto agravaron y prolongarlo en el tiempo.


Imágenes de la destrucción de la guerra libanesa 1975-1990
Una nueva ola de emigración masiva ocurriría en el Líbano, 
llevándose nuevamente a más de un tercio de su población. Entre 1975 y 1990 más de 850,000 libaneses emigraron huyendo de la violencia, la catástrofe de la guerra y escapando de la división del país en sectores cristianos y musulmanes, de la decadencia y crisis económica, y las sucesivas ocupaciones militares de palestinos, sirios e israelíes y la descomposición del estado que facilitó el fortalecimiento de milicias que se disputaban y se distribuían entre si el control territorial del país.  Otros 680,000 se fueron del Líbano entre 1990 y 2011 debido al deterioro  económico e inseguridad por la ocupación extranjera y desesperanza por el futuro de los jóvenes.


Las condiciones eran diferentes a las anteriores olas migratorias. Estados Unidos dificultaba el acceso a inmigrantes, América Latina, tras por su inestabilidad económica,  resultaba menos atractiva. Los nuevos destinos eran Canadá, Australia, y países de Europa abiertos a refugiados políticos. Los libaneses nuevamente buscaban países donde percibían porvenir económico.  Algunos países de África Occidental recientemente independizados y del Golfo Arábigo con su potencial petrolero, se presentaban como alternativas interesantes, con todo por hacerse y las oportunidades era atractivas para los jóvenes profesionales calificados y políglotas del Líbano. La cercanía geográfica también representaba una facilidad para mantener vínculos, regresar con frecuencia y proyectar el retorno.


Los Libaneses en América Latina

Las primeras olas migratorias coincidieron con periodos de boom económico en países como Estados Unidos, Brasil y Argentina y no es casualidad que estos hayan sido los destinos preferidos de los libaneses y en menor medida México, Colombia, Venezuela, Cuba, República Dominicana, Ecuador y Uruguay.

Imigrantes Libaneses en Buenos Aires, Argentina Ca. 1900
Los libaneses que emigraron planeaban retornar a su tierra después de lograr el éxito económico. La decisión de emigrar por lo general no era individual sino familiar y consensuada. Algún miembro de la familia emigraba para buscar un mejor porvenir y otros se quedaban a velar por los bienes y el cuidado de la familia.
Muchos emigrantes cuando lograron cierto confort y prosperidad volvieron a buscar a otros miembros de la familia para ayudarlos en América, otros regresaron a buscar esposas.
En el Líbano la prosperidad del emigrado se convertía en incentivo por y se propagaba la imagen de que emigración era sinónimo de riqueza y garantía de éxito. Las remesas de dinero a familiares que pasaron a depender de ellos y las inversiones para mejorar la casa ancestral o comprar terrenos aledaños resaltaron la imagen del emigrado. Sus casas eran las más elegantes, amplias y vistosas en los pueblos y las aldeas de la montaña y cuando los rojos tejados comenzaron a marcar la evolución y embellecimiento arquitectónico, el mérito se adjudicaba a los emigrados y a su éxito.

Libaneses en America

Los libaneses que llegaron a América Latina, no venían de la pobreza extrema y habiendo adquirido las experiencias básicas del sistema capitalista y los principios de la propiedad privada por su experiencia en la industria de la seda,  la mayoría optaron por las actividades comerciales en lugar de buscar trabajo como peones de campo o empleos industriales.
Por su desconocimiento del idioma y la cultura local los llevó a optar por la actividad de compraventa que no demandaba mucha experiencia era menos complicada y versátil y les permitía ahorrar, capitalizarse y mantener independencia. Inicialmente la mayoría comenzó como vendedores ambulantes o con puestos temporarios en mercados y a medida que iban progresando se instalaban en una tienda y diversificaban sus productos.
En los puertos  de América, siempre había algún libanés esperando la llegada de los barcos para identificar, recibir y ayudar a paisanos recién llegados y facilitarles sus primeros pasos con hospedaje, orientación y trámites.

Vendedores libaneses en Colombia
Los libaneses constituyeron verdaderas cadenas integradas de distribución comercial y a medida que adquirían riqueza  pasaban de ambulantes a ser dueños de tienda y promovían la inmigración de parientes y vecinos de sus aldeas a quienes ayudaban a su llegada dándole créditos, hospedaje y entrenamiento. Así el ambulante se convirtió en pequeño comerciante y este en distribuidor y luego en pequeño o gran industrial incorporando en la amplia cadena a otros libaneses. Esto generó una verdadera cultura comercial étnica que también repercutió en las relaciones  familiares y sociales intra-comunitarias.

El arribo de familiares y vecinos reprodujo en América, la estructura social y familiar de las aldeas de origen y en muchos casos casi pueblos enteros emigraron a América y esto incidió  en la reducción de retornos de emigrados al Líbano.

Comerciantes libaneses en el interior de Brasil
La saturación del mercado y la competencia indujo a muchos libaneses a viajar por el interior convirtiéndose en pioneros comerciales en los lugares más recónditos y distantes de América convirtiéndose en pioneros del comercio y referentes del progreso económico en muchos pueblos y aldeas donde se radicaron.

La integración de América Latina a la económica mundial fue hábilmente explotada por los inmigrantes  libaneses que tuvieron un rol fundamental en el desarrollo del comercio en las ciudades y pueblos del interior. Las Guerras mundiales dificultaron el intercambio comercial internacional y favorecieron  el desarrollo de industrias locales y también redujo el interés de los libaneses a retornar decidiendo la mayoría reinvertir localmente el producto de sus ahorros. La Creación del Estado de Israel y el inicio de un largo periodo de inestabilidad también desalentaron la idea de regresar, especialmente para los hijos y nietos de libaneses que habían nacido en América.

Tienda mayorista atendida por familia libanesa en Sao Paulo
El éxito comercial de los libaneses su rápida integración cultural en América Latina fue la principal razón por la cual nunca regresaron al Líbano. América Latina es una sociedad esencialmente hospitalaria, abierta y sincretista. Los comerciantes que adquirían cierta prosperidad transmitían las costumbres, tradiciones culturales, gastronómicas y folclóricas y amor al Líbano pero inculcaron a sus hijos a insertarse en la sociedad local siendo unos de sus principales objetivos que obtuvieran educación que les permitiría un mejor y desarrollo humano, más libertad para elegir su propio destino y mayor movilidad social. Inculcaron el aprendizaje de los idiomas locales para facilitarles la asimilación y no promovieron la preservación del idioma del país de origen el cual utilizaron como un especie de “código secreto” para diálogos exclusivos entre padres . Es muy raro encontrar a nietos e inclusive a hijos de libaneses que hablen árabe aunque si preservaron su gastronomía por ejemplo.

En América el matrimonio civil promovió la práctica de la exogamia, la educación obligatoria y la apertura a los inmigrantes facilito la asimilación de los libaneses que enviaban a sus hijos a colegios públicos en donde la integración era casi inmediata.

Los libaneses de América Latina están hoy absolutamente insertos y forman parte de la sociedad nacional en cada país, destacándose no solo en el comercio, industria y finanzas sino en casi todas las profesiones liberales, las artes y  en la vida política e institucional en toda la región. Brasil, Colombia, Ecuador, República Dominicana, El Salvador y Jamaica han tenido presidentes de origen libanés y en casi todos los países han habido un gran número de diputados y ministros y políticos que son parte de la Diáspora Libanesa.

Relaciones de la Diáspora con el Líbano

La Diáspora ha tenido a lo largo de su historia una importante interacción y participación en la vida política, económica, social y cultural del Líbano.

Durante la época en la que se discutía el destino territorio libanés ante la inminente disolución del imperio otomano, los emigrados participaron en las discusiones y conformaron bloques de apoyo y presión para que el Líbano se constituyera en un estado separado y distinto de  primero del Imperio Turco y posteriormente de Siria. Pensadores e ideólogos radicados en Egipto, Estados Unidos, Brasil y Argentina, nucleados en grupos como la Alliance Libanaise , el Comité Libanaise, Unión Libanaise  y otra asociaciones patrióticas, bregaban por la independencia de la montaña libanesa apoyando fuertemente las gestiones del Patriarca Maronita que en las deliberaciones sobre el futuro de esta región insistía en la necesidad de crear un estado que reconociera las aspiraciones nacionales de esa comunidad y su indudable y continua  vinculación territorial con el Líbano por más de 13 siglos.  

Club Colombo Libanés de Bogotá -Colombia
A quienes emigraron del Levante en épocas del imperio otomano se los conocía en América Latina como “turcos” ya que portaban ese pasaporte. Las comunidades libanesas desde principios del siglo XX, se habían congregado en torno a sus instituciones religiosas (maronitas, ortodoxos, greco-católicos, judíos) o bien en instituciones y clubes sociales y beneficencia muchas veces denominados sirio-libaneses porque había una afinidad cultural y no existía en aquella época una distinción nacional entre los dos futuros estados.


Sede deportiva del Centro Libanés de México DF

Con la creación de Israel, los judíos se alejaron de los clubes libaneses o sirio-libaneses que habían contribuido a fundar, para congregarse en instituciones  judías o israelíes y lo mismo hicieron muchos libaneses cuando se crea el Estado Libanés, lo que marcó una brecha dentro de la colectividad que seguía siendo “sirio-libanesa” por la gran cantidad de matrimonios entre descendientes de ambos países y su pertenencia a la misma comunidad.

 Posteriormente se producen divisiones y segregaciones por cuestiones políticas vinculadas al hecho que de los libaneses insistían en defender al estado independiente y los sirios lo negaban y sostenían que el Líbano era parte de Siria, postura alimentada y manipulada desde las Embajadas sirias en toda América Latina. Con el desarrollo de la riqueza petrolera en países del Golfo, aparecen la construcción de mezquitas y el fomento de la religión islámica y la idea de resaltar lo “Árabe”, no como idioma sino como cultura.


Clube Monte Líbano, Sao Paulo, Brasil

Club Libanes, Buenos Aires -Argentina
Centro Libanes, Merida - Mexico




El gobierno libanés, fomento la creación de entidades culturales exclusivamente libanesas como la Unión Libanesa Cultural Mundial  (ULCM) / World Lebanese Cultural Union (WLCU) en 1962 cuya secretaria general tenia oficinas en el Ministerio de Relaciones Exteriores del Líbano. Esta institución tenía como objetivo era promover  la identidad libanesa y los lazos culturales entre el Líbano y los países de la Diáspora. Cuando se produce la guerra libanesa en 1975 la ULCM comienza a actuar como lobby libanés tratando de promover los intereses del gobierno, pero la división interna del Líbano rápidamente se contagió a la Diáspora y la ULCM se divide en facciones que de alguna manera equivalían a las partes en conflicto en el Líbano .Los  cristianos mayoritarios en América y Australia apoyaban a la postura del gobierno y las milicias nacionalistas cristianas y los musulmanes de África a las milicias palestinas y sus aliados musulmanes y drusos que también recibían el apoyo del gobierno sirio.  Esto significó una división entre libaneses y en las colectividades sirio-libanesas de América que poco después comenzaron a incorporar la confrontación entre el gobierno sirio y los cristianos libaneses que se oponían a la ocupación de ese país y su política intervencionista e integracionista en el Líbano.
Bombardeos del Ejército Sirio a Beirut

Finalizada la guerra libanesa en 1990, el gobierno sirio mantuvo su ocupación por 15 años más y la ULCM se dividió entre quienes respondían al gobierno y sus aliados en Damasco y quienes se oponían a la ocupación e intervencionismo sirio. Los libaneses de América Latina fueron quienes más vehementemente condenaron la ocupación siria en el Líbano y mantuvieron firme su postura inclusive confrontando al propio gobierno libanés y sus embajadas en América Latina.

El retiro del ejército sirio del Líbano fue motivo de celebración entre los libaneses de la Diáspora, pero la insistencia de Hizbollah de mantener sus armas son hasta hoy, fuente de disputas y desacuerdo tanto en el Líbano como en la Diáspora.

La actualidad de Medio Oriente presenta al Líbano con innumerables desafíos, la continua presencia de más de 700,000 refugiados palestinos , la persistente postergación de la resolución del conflicto palestino-israelí y la insostenible presencia de más de dos millones de refugiados sirios,  produce efectos políticos, económicos y sociales que se traducen frecuentemente en la intención de emigrar de jóvenes profesionales y trabajadores libaneses que ven afectado su situación presente y sus expectativas de futuro.

En el aspecto económico desde siempre la diáspora  ha sido uno de los pilares y sostén de la economía nacional. Las remesas, inversiones, depósitos bancarios  en el sistema financiero del Líbano y contribución al turismo de parte de la diáspora son vitales para el país. Los emigrantes de diferentes épocas que retornaron e invirtieron el producto de su éxito en el exterior se convirtieron en la dinámica, creativa y amplia clase media libanesa que es el verdadero sostén de la economía nacional. Estos “emigrados retornados” también son quienes influyen con su visión más amplia, cosmopolita por su educación, vivencias y experiencias en muchas partes del mundo, internacionalizando más a la identidad libanesa.

El gobierno libanés en la actualidad tiene una política activa en la Diáspora Libanesa intentando atraerla para que inviertan en el Líbano y que participen de la vida política . En los últimos años desde el gobierno y con el activo apoyo y participación de algunas agrupaciones políticas y religiosas (fundamentalmente cristianas) se han  buscado e implementado mecanismos para facilitar la obtención la ciudadanía libanesa por  ascendencia paterna (hijos y nietos de libaneses) y conseguir por medio de ello, el derecho al voto.

Las últimas elecciones parlamentarias celebradas el pasado mayo, fue la primera vez en la que los libaneses residentes en países de la Diáspora pudieron votar, pero esa participación que había generado gran expectativa en el Líbano, dejo demostrada una notable apatía y desinterés por parte de la Diáspora habiéndose registrando poco más de 82,000 electores, aunque finalmente menos de 45,000 personas votaron.

Quizás el mensaje de la Diáspora no es que no esté interesada en el Líbano sino más bien que rechaza el intervencionismo del gobierno libanés, la corrupción en el manejo de los fondos del estado,  manipulación y utilización  la Diáspora para sus intereses sectarios, políticos o particulares y que su interés en participar de la vida política, económica e institucional del Líbano debe ser independiente y no condicionada por el gobierno de turno.

Los emigrados libaneses portaron las experiencias de coexistencia, pluralismo, diversidad cultural y apego a la libertad individual, que sin duda dejaron como aporte a las sociedades receptoras. Aquellos valores que otrora fueran un gran aporte de la Diáspora Libanesa a América Latina, hoy se revierten hacia el país de origen ante las amenazas del fundamentalismo , autoritarismo y de injusticias que se viven en la región . Los principios de tolerancia religiosa, diversidad ideológica,  pluralismo político, justicia social y defensa de los Derechos Humanos son el aporte que la Diáspora devuelve al Líbano y a todo Medio Oriente.


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